sábado, 19 de marzo de 2016

Al hablar de predicación bíblica, queremos decir que la Biblia es la base del mensaje.

Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 2Timoteo 4:1-2
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EL TEXTO BÍBLICO
LA IMPORTANCIA DEL TEXTO BÍBLICO


Al hablar de predicación bíblica, queremos decir que la Biblia es la base del mensaje. En esta Lección estudiaremos 

  • la necesidad de fijar una porción bíblica para cada mensaje, 
  • los métodos para la selección del texto y 
  • la forma correcta para interpretarlo.




LA NECESIDAD DE UN TEXTO BIBLICO PARA CADA MENSAJE

El apóstol Pablo dice que la Escritura es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia (2 Ti. 3:16). Si esto es la verdad, es muy importante escoger un pasaje bíblico, sea corto o largo, sobre el cual se base el mensaje que ha de satisfacer las necesidades espirituales del oyente.


     A.      EL TEXTO DA AUTORIDAD AL MENSAJE

   El mensaje no consiste en palabras o teorías humanas, sino es la comunicación de la voluntad que procede del mismo corazón de Dios. El predicador del evangelio debe poder decir con el profeta Isaías: Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová (Is. 1:2).

   Cuando un individuo usa un texto bíblico para exponer un mensaje, está adquiriendo sobre sí un enorme peso de responsabilidad. Esto implica que va a exponer verdades bíblicas. Sabemos que hay predicadores que usan un texto bíblico solamente como un pretexto para decir lo que ellos quieren decir. Y después de haber dicho barbaridades, tal vez insultando al prójimo, dicen: “Si ustedes se enojan, enójense con la Biblia, porque es la Biblia la que dice eso”. Esto es una absoluta falta de honestidad.

   Cuando una persona, y especialmente un pastor de una iglesia, tiene que decir algo, que lo diga con franqueza; pero que no se esconda tras la Biblia. Esto, en lugar de darle autoridad, se la va quitando. Serán pocas las personas que respeten a este predicador. Cuando tenga un verdadero mensaje que realmente ha sacado de las Sagradas Escrituras, ya nadie lo va a tomar en serio.


     B.      EL TEXTO OBLIGA AL PREDICADOR A MANTENERSE DENTRO DEL TEMA

   Jamás debe usarse el texto como una base de lanzamiento, y luego abandonarlo durante todo el mensaje. Es decir, que no se debe escoger un texto únicamente por una costumbre o por cumplir con un requisito homilético. El tema del mensaje debe estar de acuerdo con el texto, procurando explicar el contenido del mismo. Todas las ideas deben girar alrededor de él, a fin de que el mensaje dé en el blanco, como una flecha directa y veloz.


     C.      EL TEXTO PROMUEVE EN LA CONGREGACIÓN EL DESEO DE CONOCER Y AMAR LA BIBLIA

   Los cristianos se desarrollan espiritualmente cuando sienten hambre de conocer más a fondo las inescrutables riquezas de la Palabra de Dios. No sólo usarán sus Biblias en el hogar, sino que también las llevarán a los cultos, al darse cuenta que el predicador hace uso de ella en los mensajes. Únicamente el predicador bíblico logrará que sus oyentes se unan con el salmista para decir: ¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación (Sal. 119:97).

   Cuando el predicador se esfuerza realmente por profundizar en el contenido del pasaje bíblico leído, la congregación va tomándole sabor al estudio y a la meditación de la Biblia. Los mensajes superficiales, que no siempre tienen una verdadera identificación entre el mensaje y el pasaje leído, son los que crean congregaciones que no leen sus Biblias en sus casas, o cuando las leen, no es para meditar en las porciones leídas.






     D.      EL TEXTO AYUDA A CAPTAR LA ATENCIÓN DEL OYENTE

   Un texto bien seleccionado y leído correctamente en forma atractiva capta la atención de los oyentes. No se puede predicar con efectividad sin la atención del auditorio. Hay preocupaciones que embargan la mente del oyente, y es indispensable arrancarla de estas cosas y proyectarla en el mensaje.

   Es muy posible que cuando el predicador anuncie el texto, muchos se pregunten: ¿Qué nuevas enseñanzas nos impartirá de este pasaje? ¿Qué bendición recibiremos para nuestros problemas? Los creyentes, por lo general, están ansiosos de recibir algo especial. Cuando estas interrogantes inquietan la mente del oyente, es una demostración que el texto ha ayudado a captar su atención.


     E.      EL TEXTO DA CONFIANZA AL PREDICADOR

   El temor es una característica muy común en los predicadores principiantes, pero al estar seguro que el mensaje está basado en la Palabra de Dios se adquiere confianza.

   Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego (Ro. 1:16).





CONSEJOS PARA SELECCIONAR EL TEXTO

En la selección adecuada del texto se encuentra, en cierta forma, el éxito o el fracaso del mensaje. Para no fallar en esto, obsérvense las siguientes reglas.


     A.      BUSCAR LA DIRECCION DE DIOS

   Se debe pasar suficiente tiempo en oración, pidiendo al Señor su dirección para escoger el texto adecuado sobre el cual ha de girar el mensaje. Un pastor, o cualquier líder de la iglesia, cuando es responsable de la buena marcha de la iglesia, siempre tiene mucho que hacer. La falta de tiempo y el mucho trabajo pueden ser un peligro que conduzca al individuo a lanzarse a la tarea de seleccionar el texto de su mensaje sin la dependencia del Señor.

   Si el predicador depende de Dios en oración, se acercará a la Biblia con humildad. Lo hará no para tratar de imponer sus ideas, sino para esperar que Dios le hable por medio de ella.

   Ha de ser el Espíritu Santo quien guíe la correcta selección del texto y el entendimiento adecuado de la Palabra. Es muy importante que el predicador sea honesto consigo mismo en este aspecto de su vida. Debe saber que es Dios quien le guía, tanto en la selección del texto como en su estudio y meditación bíblicos. Por lo tanto, el predicador debe saber despojarse de sus prejuicios y preconcepciones que tiene respeto a la interpretación de determinados pasajes de la Biblia.



   Pedir la dirección divina para escoger el texto e interpretarlo incluye un fuerte sentido de responsabilidad y deseo de estudio e investigación. Mientras mejor sea la calidad del instrumento ofrecido a Dios, más valioso es en las manos de Dios. Mientras mejor preparado esté el predicador, más valioso instrumento tendrá Dios a su disposición.

   El predicador deber estudiar su Biblia y meditar en ella con algunos libros al lado. Estos libros han de ser necesarios: 
  • un diccionario bíblico, 
  • un buen comentario de las Sagradas Escrituras y 
  • una concordancia. 
El diccionario y buen comentario son instrumentos indispensables para el predicador que desconoce los idiomas en que originalmente fue escrita la Biblia: el hebreo y el griego. Para la persona que conoce muy bien el hebreo y el griego, no es indispensable que cuente con estos libros, aunque siempre le ayudan.



   De esta manera, depender de Dios y de lo que ha provisto es saber aprovecharse también de los libros auxiliares para el estudio de la Biblia, sabiendo que son meros instrumentos producidos por cristianos y para cristianos. Pero en la providencia de Dios estos hombres han podido producir este material valioso.

   Una mente abierta a lo que Dios nos revela en la Biblia es lo que se necesita para que el pueblo de Dios crezca en número y en espiritualidad. De nada sirve orar a Dios y luego mantenernos firmes en nuestras viejas concepciones, cuando la Biblia nos descubre la verdad.

   Tal vez las nuevas verdades echen por tierra nuestras antiguas (y a veces muy queridas) concepciones. Debemos estar siempre listos a que el Espíritu Santo modifique nuestra manera de pensar y de ver la vida y nuestra fe, a medida que crezcamos en la vida cristiana.



     B.      HACER USO DE TODA LA BIBLIA

   Esto quiere decir que se debe predicar tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento. Pablo escribió a Timoteo: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil (2 Ti. 3:16).

   Dios nos habla igualmente en ambos testamentos. Además, la congregación necesita tener un alimento variado y completo. Esto ayuda al crecimiento espiritual, engrandece el conocimiento bíblico y despierta el interés por la predicación.

   En estos días especiales en que está viviendo el mundo, sería bueno preguntar cuántos sermones se están predicando en nuestros púlpitos cristianos basados en el libro de Oseas, o en el capítulo 2 de Santiago, o en cualquier otro pasaje bíblico que hable de la justicia social y de la dignidad humana. Un mensaje que no sea libertador para el hombre, no se puede decir que esté a tono con el espíritu total de la Biblia.

   Todo predicador tiene sus partes preferidas de la Biblia, pero es necesario que presente un mensaje completo. Cuando nos hacemos parciales, estamos haciendo que nuestros mensajes sean incompletos.

   Hay predicadores que prefieren el Nuevo Testamento al Antiguo, y tal vez de éste sólo una porción, ya sean los evangelios, las cartas paulinas o el Apocalipsis. Está bien que cada quien tenga sus propias preferencias, pero es bueno darnos cuenta que no toda la Biblia es el Apocalipsis, ni el Evangelio según San Lucas o las cartas de Pablo. El mensaje bíblico abarca tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, y éstos en su totalidad, y no tener preferencia por uno u otro. No es bueno hablar de la ley y olvidarse de la gracia. Tampoco es bueno hablar de una salvación gratuita que no se ocupa de la obediencia que debe haber en el redimido. Y así podemos seguir mencionando ejemplos.



     C.      ESCOGER EL TEXTO DE ACUERDO A LAS NECESIDADES DE LA CONGREGACION

   Puesto que la predicación procura satisfacer las necesidades de la congregación, debe haber una unidad entre el texto y el contenido del mensaje. El texto también debe encausarse hacia el mismo fin.

   Si en sus estudios cotidianos el predicador encuentra un buen mensaje en un texto, pero sin relación con las necesidades actuales de su congregación, es preferible que lo posponga para una fecha próxima. El mensajero de Dios debe ser como el pastor de ovejas. Cuando ellas tienen sed, les da agua; y cuando tienen hambre, les ofrece pastos.



     D.      TENER CUIDADO QUE SE SELECCIONEN TANTO TEXTOS FACILES COMO DIFICILES DE ENTENDER PARA LOS OYENTES

   El predicador debe saber, hasta donde le sea posible, el recto significado del texto y la manera adecuada de aplicar sus enseñanzas a la vida de los oyentes. Un texto claro ayuda al predicador a preparar el mensaje, y a la congregación a entenderlo para poder aplicarlo a sus vidas diarias.

   Sin embargo, no todo el tiempo debe predicarse únicamente de los textos fáciles. Es bueno, de vez en cuando, estudiar los difíciles, aunque esto requiera mucho cuidado y tiempo. Es necesario consultar algunos buenos comentarios. Sobre este tipo de textos no se debe predicar sino hasta saber exactamente el significado correcto, y estar ya en condiciones de exponerlos ante la congregación de manera que los pueda comprender. Es preferible no predicar sobre un texto oscuro, que dejar a la congregación confundida.



     E.      USAR TAMBIEN LOS TEXTOS FAMILIARES O COMUNES

   A veces hay la tendencia de pasar por alto textos como Juan 3:16, Lucas 15, el Salmo 23, Isaías 53 y otros semejantes por el solo hecho de que ya se ha predicado demasiado sobre ellos y los consideran como textos bastante conocidos por la congregación. Se cree que no hay posibilidad de sacar algo más profundo de ellos. Pero esto es un error. La Biblia es como el metal, que mientras más se frota, más brillo produce.

   No debe olvidarse que los grandes predicadores han basado sus mensajes más famosos, y de mayores resultados, en estos textos. Son muy familiares por ser ricos en enseñanzas. Para predicar de ellos se necesita mayor preparación, a fin de hacerles relucir y revivir ante los oyentes. El fracaso reside en confiarse demasiado en el conocimiento de ellos. Esto puede traer como resultado un mensaje rutinario y aburrido.




MÉTODOS PARA LA CORRECTA INTERPRETACIÓN DEL TEXTO

El Espíritu Santo es el intérprete por excelencia de la Biblia. No restándole importancia a este principio, es necesario considerar ciertos métodos de gran utilidad. El peligro puede ser doble: descartar los métodos convencionales en forma absoluta, o confiar demasiado en ellos, olvidando la necesidad de depender de la oración, y por medio de ella, del Espíritu Santo.



     A.      HACER USO DEL CONTEXTO

   El contexto es todo el material que antecede y sigue al texto. Cuando es considerado ampliamente, proporciona una mejor interpretación del texto. Tomando como ejemplo el capítulo siete de Romanos, es difícil llegar a una correcta interpretación del mismo sin consultar los primeros seis capítulos y leer el capítulo ocho también. Por lo general, un texto es parte de todo el argumento general del libro. Por eso, bien se ha dicho: “Un texto sin su contexto es un pretexto”.



     B.      ESTUDIAR EL FONDO HISTORICO

   Esto se refiere al lugar, la fecha, las circunstancias políticas, sociales y culturales de cuando se escribió el libro o pasaje particular de la Biblia. También se debe averiguar la vida del autor, las circunstancias de los individuos a quienes se dirige el escritor, y el propósito central del escritor.

   Tomando como ejemplo el Evangelio según San Lucas, cuando un predicador quiera predicar de algún pasaje de este Evangelio, será bueno que antes de hacerlo conteste las siguientes preguntas: ¿quién era el autor del Evangelio?, ¿dónde se encontraban el autor y el destinatario?, ¿en qué circunstancias se encontraban?, ¿cuál es el propósito central? El material para dar respuestas a estas preguntas puede encontrarse en parte en el mismo Evangelio, en otros libros de la Biblia, o en un diccionario y comentarios bíblicos. Cuando se examinan todas estas cosas antes de preparar el sermón en sí, la predicación es más rica.


     C.      CONOCER EL SIGNIFICADO DE LAS PALABRAS MAS IMPORTANTES DEL TEXTO

   Un diccionario bíblico y uno de la lengua española le prestarán una gran ayuda, el primero para saber el significado de las palabras que tienen un uso especial según la Biblia, el segundo en relación a las palabras castellanas de difícil comprensión.

   Además, es importante recordar que una misma palabra puede tener diferente significado en la Biblia, de acuerdo al lugar donde se encuentre. Esto es muy común con un gran número de palabras. Para esto le será de gran utilidad a usted como predicador tener un buen comentario bíblico en su biblioteca particular.




     D.      DETERMINAR SI EL LENGUAJE ES LITERAL O FIGURADO

   Es necesario examinar si las palabras en el texto quieren decir literalmente lo que expresan, o tienen otro sentido. Esto es importante, pues corremos el peligro de interpretar erróneamente un texto, lo que tendría consecuencias desastrosas.


     E.      HACER USO DE LOS PASAJES PARALELOS

   Un pasaje paralelo es aquel que aparece en dos o más partes, aunque no necesariamente con los mismos detalles ni en las mismas palabras. La versión Reina Valera revisada en 1960 proporciona gran ayuda al respecto. Por ejemplo, si usted tiene la revisión de 1960 de la Biblia, busque 2 Reyes 18, la narración del reinado del rey Ezequías. Se dará cuenta que entre paréntesis está la cita de otro pasaje paralelo donde también se narra el reinado de Ezequías.




     F.      CONOCER LAS COSTUMBRES DE LOS PUEBLOS A LOS CUALES SE DIRIGE EL AUTOR

   Dentro de las costumbres se encuentran el sistema de vivienda, cultivo y métodos de cosecha, sistemas de guerra, clases de vestidos, alimentación, gobierno, sistemas religiosos y otras cosas de menor importancia. También sería bueno averiguar sus sistemas de valores morales. Por ejemplo, para entender el Salmo 119:105 sería bueno saber algo de los tipos de lámparas y cómo se usaron en aquel entonces.



     G.      INTERPRETARLO EN ARMONIA CON TODA LA ENSEÑANZA BIBLICA

   Si al estudiar un texto se observa una aparente contradicción con algún otro aspecto básico de la Biblia, entonces es necesario hacer un profundo y cuidadoso examen de todos los demás textos que tratan del mismo tema, a fin de llegar a una correcta conclusión. La Biblia no contiene contradicciones doctrinales. Estas existen en nuestra incapacidad mental y espiritual.

   Al llegar a un texto de esta clase, antes de dar una interpretación superficial y peligrosa, se deben considerar los siguientes aspectos: ¿qué quiso decir el autor en este texto?, ¿por qué dijo esto?, ¿en qué circunstancias lo dijo?, ¿qué relación tienen estas palabras con el resto del libro o con otros libros? Un estudio con estas consideraciones ayuda a aclarar en la mente del predicador las posibles confusiones.



     H.      APLICAR LOS PRINCIPIOS BÁSICOS QUE TUVIERON VALOR EN EL PASADO

   Si Dios tuvo algo importante que decir hace dos mil o más años al hombre de esa época, de seguro que también lo tiene hoy. Dios habló, está hablando y hablará por medio de su Palabra. Sus enseñanzas no envejecen. Las necesidades del hombre actual son tan similares y urgentes como las del pasado. Es imposible aplicar literalmente todos los asuntos sociales y políticos, pero sí las grandes verdades espirituales y morales.

   Los principios que operaron en los asuntos sociales y políticos son principios humanos válidos para todas las épocas humanas. Si la aplicación de tales principios estuvo de acuerdo a las circunstancias de aquel entonces, le toca al estudioso de las Sagradas Escrituras buscar los principios operantes, y buscar con la ayuda de Dios la aplicación de esos mismos principios a las circunstancias por las que atravesamos hoy día. De seguro el Señor también satisfará hoy día las inquietudes del hombre moderno, como lo hizo en el pasado.



     I.      INVESTIGAR LAS INTERPRETACIONES DE OTROS ESTUDIANTES DE LA BIBLIA

   Sólo después de haber orado intensamente y estudiado la Palabra, de acuerdo a los principios de interpretación ya expuestos, se deben consultar las interpretaciones de los comentarios. Es muy posible que después de haber hecho un estudio serio, se encuentren muy pocas cosas nuevas en tales libros. Hacerlo así ayudará a no depender demasiado de los comentarios bíblicos.

   Pero hay que consultarlos siempre que se pueda, porque esas interpretaciones están hechas por hombres de Dios de gran capacidad y a base de estudios muy técnicos y cuidadosos. Son hombres que forman parte de la iglesia de Jesucristo. Confiamos en que han sido puestos en las manos de Dios para hacer un trabajo tan delicado como ése.






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